Gol del Murcia

“Probablemente viva mi peor momento desde que llegué al Real Murcia”. Lo dijo José Manuel Aira en la rueda de prensa posterior a la reciente derrota en Lorca, tercera de la temporada. Esas declaraciones, para alguien que vivió el descenso en los despachos del pasado año, indican la dureza de la situación.

Decisiones impopulares

El berciano hizo una apuesta valiente este verano, tomando decisiones difíciles, ostensiblemente impopulares y solo respaldables al calor de unos resultados que las avalen. Los que consiguió la pasada temporada, cuando la dificultad del equipo para generar ventajas ofensivas se consideró, como la lógica indicaba, un mal menor teniendo en cuenta el buen rendimiento del equipo a nivel global y las circunstancias en las que fue configurada la plantilla.

La decisión más controvertida fue la salida de José Luis Acciari, emblema, capitán y máximo goleador del equipo. Pienso que en la cabeza del entrenador siempre revoloteó la idea de prescindir del Loco, ya lo hizo mediada su primera temporada cuando apostó varias jornadas, con discreto resultado, por Armando como único pivote. La sensación en estas primeras jornadas es que no se ponderó lo suficiente la importancia del argentino como sostén defensivo del equipo, ni el plus de experiencia y competitividad que también aportaban otros que tuvieron que marcharse, como José Martínez.

Javi Flores no forma parte de la plantilla porque el club se precipitó en contratar dos sustitutos, algo que también ha dado que hablar. Es obvio que no se puede supeditar la planificación deportiva a un jugador, pero cuando ha demostrado ser un factor diferencial en la categoría aguantar hasta el 29 de julio, fecha en la que dijo estar dispuesto a firmar, parece un riesgo asumible. No quiero con esto poner en el candelero a sus dos teóricos sustitutos, Chavero y Fran Moreno, que merecen más tiempo para demostrar su valía,  pero la realidad es que con el cordobés se aseguraba contar con uno de los jugadores más destacados de la categoría adaptado, además, al equipo y la ciudad.

Buscar soluciones

Hoy el Real Murcia es un equipo desdibujado, que pretende ser protagonista sin conseguirlo y que a las dificultades para generar un caudal ofensivo ha sumado este año el resquebrajamiento del sistema defensivo. Julio Velázquez, mediada la temporada que entrenó en Nueva Condomina y mientras vivía una racha similar a la actual, le dio un giro a la situación apostando por un cambio de sistema frente al RCD de La Coruña. En aquella decisión de jugar con tres centrales y dos carrileros se cimentó el resurgir que acabó con el equipo rozando el ascenso a Primera. Es sin duda un buen momento para que Aira saque a relucir la cintura que mostró el salmantino y busque nuevas soluciones; pero para eso primero hay que reconocer esos problemas.

Autocrítica

Desconozco lo que dirá el entrenador en la intimidad del vestuario, pero frente a los medios de comunicación somos muchos los que echamos en falta mayor autocrítica. El mantra de la falta de “eficacia en el área contraria que nos ha privado de un resultado mejor”, como dijo textualmente el pasado domingo, ha servido para justificar derrotas en las que, como ayer, se disparó una vez entre los tres palos. O como la de la promoción de ascenso ante el Hércules de Alicante, cuando no se generaron más de dos o tres ocasiones en 180 minutos. Reconocer nuestra imperfección es el recurso indispensable a partir del cual podemos evolucionar y superarnos, y asegurar que las dificultades del equipo para hacer gol se deben exclusivamente a la falta de acierto en la definición es poner los focos y la responsabilidad exclusivamente sobre los jugadores.

Hablar de destitución es una barbaridad. El buen trabajo realizado la pasada temporada está muy fresco, el cuerpo técnico ha formado una plantilla a su gusto y apenas se han disputado tres jornadas de Liga. Pero los próximos dos partidos en casa deben ser el momento para reaccionar y no entrar en una dinámica de la que después, no sería la primera vez, se sufra mucho para salir.