En el ejercicio 1943/1944 (Segunda División), se produjo una de las lesiones más escalofriantes registradas en el fútbol español. El meta gijonés Lerín se cruzó contra el delantero murcianista Alfonso en un choque fortuito tras un centro del visitante Morera. El resultado fue fatal (rotura de las venas y arteria femoral y nervio ciático-poplíteo). Alfonso, el delantero estrella del equipo grana, fue ingresado en el sanatorio de Covadonga y los médicos tuvieron que amputarle la pierna después de una primera operación que no surtió efecto.
Romeo, suplente del equipo en aquel duelo, y el delegado Iracheta acompañaron al trianero aquellas noches aciagas. Todo el fútbol hispano se volcó con el jugador sevillano y muchas recaudaciones de partidos fueron donadas para el pobre Alfonso. En la fotografía que ilustra este artículo los futbolistas murcianistas apoyan al delantero centro de honor pimentonero tras ascender a Primera División frente al Real Zaragoza en La Condomina.