Mauricio García de la Vega tiene claro que el Real Murcia es suyo. Para él el contrato es claro y el TAS le va a dar la razón. Las maniobras de Raúl Moro para dilatar que el proceso no vaya lo rápido que pretende Mauricio, no van a desesperar al mexicano. El empresario americano, que se agarra a la paciencia y la perseverancia, sostiene que es cuestión de semanas que él vuelva a dirigir al club del que se reconoce legítimo y genuino propietario.
Estos días Mauricio se dedica a perfilar la llegada de su familia a Murcia, ciudad que le ha enamorado para empezar un proyecto de vida lejos de su México natal. Ya está matriculando a sus hijos en colegios de la capital y buscando una casa. Mientras espera que decidan en Lausana y trabaja en convertir al Real Murcia en una máquina de generar ingresos, inoculando una nueva filosofía empresarial con el estadio como eje para conseguir más dinero.
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