Miércoles, 05 Febrero 2014
  • ÚNICA PROMOCIÓN DE DESCENSO DEL BARÇA

Leyendas Granas: Un partido que pudo cambiar la historia del fútbol

Diario Gol


El Real Murcia, un secundario de lujo del fútbol español.

Si preguntamos a cualquier hincha del Fútbol Club Barcelona por los momentos que han marcado la historia de su club, seguro que rápidamente nos recordaría grandes encuentros de Liga de Campeones, goleadas al Real Madrid o “Iniestazos” en Stamford Bridge. 

 

Raro sería que nos hablaran del 28 de junio de 1942. Pero ese día, aunque la memoria de pocos alcance a recordarlo, el club catalán disputó uno de los partidos más importantes de su centenaria historia. Enfrente, once camisas granas y el escudo de las siete coronas. 

 

La segunda división estaba, a semejanza del país y su gente, más dividida que nunca. Formada por tres grupos el Real Murcia, tras terminar segundo en primera instancia, pasó a otro formado por los dos primeros de cada grupo. Un solo punto le separó del ascenso directo. Tocaba jugárselo a una última carta en la promoción. El rival: FC Barcelona. 

 

El Mundo Deportivo en su edición matinal de aquel día hablaba del partido como un mero trámite. El Barça acababa de ganar la copa y todos los encuestados en portada daban por segura la victoria azulgrana, entre ellos un murciano afincado en Barcelona quien afirmaba que “Ni el vinillo de Santomera y la tortilla de habas me van a quitar el disgusto”. 

 

Todo esto ilustrado por una viñeta titulada “La Verbena de la Promoción”, en la que un asustado peón grana se prepara para ser derribado por los disparos de Martín, la estrella del momento en el club catalán. 

 

Con estas expectativas llegaba el Murcia a Chamartín, campo neutral donde se debía disputar el partido. Ambos equipos formaron con el habitual 2-3-5 de la época: 

 

Alineación del Real Murcia: Suárez; Novo, Sierra; Castro, Romero, Neira; Vega, Rancel, Vilanova, Solé y Huguet. 

 

Alineación del Barcelona: Miró; Zabala, Benito; Raich, Rosalén, Franco; Sospedra, Escolá, Martín, Balmaña y Valle. 

 

Arbitró Pedro Escartín, afamado árbitro internacional de buen recuerdo para los granas. Dos años antes dirigió el encuentro que enfrentó al conjunto pimentonero con el Cádiz y que supuso su primer ascenso a Primera División.

 

A las siete de la tarde salieron los equipos al terreno de juego. Ambos aplaudidos por el público, en su mayoría neutral, a excepción de un centenar de barcelonistas desplazados y un grupo de jóvenes murcianos, que se encontraban prestando el servicio militar en el Ministerio de Marina. 

 

El encuentro no se desarrolló por los cauces esperados, al menos al inicio. El ímpetu murcianista, quizá enardecido por el entusiasmo de esos jóvenes marines recurrentemente mencionados por los cronistas del encuentro, sorprendió al equipo de la ciudad condal. Después de una clara ocasión de Vega, Huguet consigue plasmar el dominio en el marcador al transformar una falta que él mismo provocó. 

 

El varapalo no consiguió estimular al Barcelona, al contrario. El pánico llegaba a las filas azulgranas y las ocasiones se sucedían. Vilanova está a punto de hacer el 0-2 pero es Martín, que a día de hoy se sigue contando entre los máximos goleadores de la historia del Barça, quién empata el partido en el minuto 26.

 

Fue una jugada aislada y el cuadro grana siguió dominando el encuentro. De nuevo Vilanova, con el portero batido y todo a su favor, no acertó a marcar.

 

Así se llegó al descanso, con un marcador injusto para los merecimientos de uno y otro. Y así acabó el partido para el Real Murcia. La superioridad blaugrana se plasmó en la segunda parte con cuatro goles, tres del mencionado Martín y uno de Sospedra, para el 5-1 final.

 

No pudo ser y el Barcelona sigue, 72 años después, sin haberse acercado tanto a la segunda división como lo hizo Huguet durante esos preciosos minutos en los que un “charnego”, murciano, empezó a ver su vinillo y su tortilla con otros ojos.


Autor: Berto Gallego - @bertoga
Fotografia: Diario Gol - @GoldelMurcia

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