Gol del Murcia

Ochenta equipos de lo más variopinto: históricos arruinados, filiales, equipos modestos o nuevos clubes. Cuatro grupos y un sistema de ascensos que convierte en un drama no ascender. Y es un drama porque el interés de la categoría es muy bajo, para los medios, para los aficionados y para las marcas. El modelo inglés me parece el más acertado, son cuatro divisiones (de la primera a la cuarta) y ofrecen un atractivo mucho mayor que el de España. También es un desastre caer a tercera o cuarta categoría en Inglaterra pero es más digerible porque al ser grupos únicos los clubes son más interesantes y subir no es tan complicado.

No se trata de que las divisiones más altas sean el coto privado de los clubes de siempre, de los fundadores de la actual liga y de las ciudades de provincia más importantes. No. Porque el fútbol no es eso. El fútbol es el Real Madrid, el Barcelona, el Hércules, el Real Murcia, el Real Zaragoza pero también los Reus, Numancia, Girona o Mirandés. Hay clubes humildes que hacen las cosas muy bien y dan lecciones de gestión a históricos, como este año el Huesca en Segunda o en los últimos años el Eibar. Pero con el actual sistema se priva a los nuevos protagonistas del fútbol español y a las sociedades con solera, a los dos. Y eso es malo. Es un entramado complicadísimo. Roza la proeza subir, de ochenta ascienden solo cuatro... catastrófico para quienes no pueden soportar otra campaña en un espacio que no genera apenas ingresos.

Lo que han propuesto en el IV Congreso de Fútbol Aficionado (aquí puedes verlo) es un avance si la RFEF por fin dice de mover pieza. El ente federativo tiene que enfrentarse a la realidad, la Segunda B no hay por dónde cogerla, desde finales de los setenta apenas ha evolucionado, siendo lo más relevante el sistema actual de playoff por el de Liguilla antiguo. En ProLiga guardan silencio por el momento pero tienen un plan que exponer. Esta asociación surge ante la nula reacción y cuidado de la RFEF sobre los clubes modestos, a los que cree que puede tener siempre dominados por el caramelo de la Copa del Rey (otra competición que exige ser revisada para darle un mayor encanto con el partido único y el sorteo puro, pero no que se nos quejan los grandes) o por los regalos de turno de las federaciones regionales al fútbol base. A mi personalmente la estructura que propone el fútbol aficionado no me convence nada, pero al menos en la serie 1 habría algo de atractivo y me parece mejor que lo actual, por eso mantengo que es un avance solo el plantearlo.

Y luego está el tema del control económico. En Segunda B se cuecen disparates financieros y de gestión cada año. Nadie regula las locuras de los salvadores de turno que luego no pagan a los jugadores ¿Piensan hacer algo en la RFEF? Que se pongan las pilas de una vez ya, es un reclamo que se demanda desde el colectivo de los jugadores hasta los aficionados.