Hacer fácil lo difícil, eso es lo que el Real Murcia de José María Salmerón está consiguiendo en las últimas semanas. El almeriense recibió un equipo con potencial –pese a ciertas deficiencias estructurales- pero deslavazado. Un conjunto capaz de recibir 4 goles en el campo del Córdoba B o 3 en el del San Fernando, en el que fue su debut como entrenador pimentonero. Desde entonces –descontando la derrota frente al FC Barcelona- sus jugadores suman 4 victorias con su portería a 0 y una única derrota, en la que se dejaron buenas sensaciones, en el campo del actual líder del Grupo IV.
La mejora, por lo tanto, es notoria. No se trata, además, de una cuestión de resultadismo. Biel Ribas, héroe jornada tras jornada en las pocas alegrías que dejó el principio de temporada, ha pasado a ser un espectador más –acertado cuando le toca- durante gran parte de los partidos. El equipo, que todavía no goza de la solvencia ofensiva que sería deseable en un equipo de sus aspiraciones, evidencia una mejora en la circulación que le permite atreverse a más cada partido.
Todo eso lo está logrando hostigado por las bajas, las de algunos de sus mejores jugadores de ataque. Buenas noticias para los aficionados pimentoneros.
Chamorro, Santi Jara y Carnicer
Entre los tres fueron capaces de fabricar el gol que le dio la victoria a su equipo. Un envío directo para Salva Chamorro, recurso muy repetido durante los 90 minutos, fue peinado por el delantero y Fran Carnicer supo administrar la ventaja para servir en el segundo palo a Santi Jara, goleador grana por segunda semana consecutiva.
El desempeño de los tres fue especialmente destacable durante todo el partido. El del oriolano por haberse sabido reponer a un inicio desacertado. Jornada tras jornada está siendo capaz de aportar más a sus compañeros, y ante el CD Badajoz completó uno de sus mejores encuentros del curso. Su pecho y su cabeza fueron un recurso continuo y fructuoso ante la insistencia del equipo extremeño en presionar la salida de balón pimentonera. Jara y Carnicer, por su parte, siguen confirmando que son dos de los jugadores más especiales de la plantilla grana. Encargados de poner el desequilibrio, la sorpresa y la precisión en los últimos toques, cumplieron con creces a ese requerimiento.
Una segunda mitad jugada con cabeza
Hasta el descanso el partido fue igualado, y el Real Murcia se marchó en ventaja por el mayor acierto de los citados futbolistas. Incluso Biel Ribas tuvo que emplearse a fondo en dos ocasiones, que evitaron un desarrollo diferente de los acontecimientos.
Tras el descanso, sin embargo, las cosas cambiaron. Los segundos cuarenta y cinco minutos fueron un recital de cómo administrar una ventaja. El Murcia supo combinar sin precipitarse –con más acierto que en el arranque- correr e inquietar a su rival cuando fue preciso y replegarse para resistir a las acometidas pacenses. La consecuencia fue un cierre en el que el que pasaron pocas cosas en las áreas, pero en el que pareció más cercana la sentencia pimentonera que el empate de su rival.
En la rueda de prensa posterior al pitido final, José María Salmerón volvió a mostrarse satisfecho pero inconformista. Él es consciente del potencial de sus jugadores, y pese a valorar el esfuerzo, la progresión y los resultados cosechados, cada semana incide en el inmenso margen de mejora que tienen –y necesitan aprovechar- para alcanzar los objetivos marcados. De momento, su equipo parece empezar a hacer fácil lo difícil, a convertir la victoria en rutina.
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