Nació en el Hospital San Carlos de Murcia. Es licenciado en Geografía e Historia en la especialidad de Historia Moderna y Contemporánea, y en Periodismo por la Universidad de Murcia, licenciatura en la que obtuvo Matrícula de Honor en su proyecto fin de carrera “La prensa murciana ante la II República”. Ha publicado decenas de reportajes sobre historia del fútbol regional. Murcianista, desde hace años dedica muchas horas en completar, desinteresadamente, los tomos de la historia del Real Murcia. Lean y disfruten a Juan Antonio Garre.
¿Qué os motivó a Quique Baeza, Pedro García y a ti a embarcaros en un proyecto de esta envergadura?
En mi caso todo empezó a raíz de que el portal Región de Murcia Digital me ofreciera la oportunidad de publicar algunas investigaciones sobre la historia del Real Murcia. Tenía curiosidad por hallar la solución a algunos enigmas de la historia del club que aún seguían sin desvelarse Por ejemplo, descubrir quién era el enigmático Mr. Thompson que entrenó al Real Murcia en 1924 y del que nadie sabía su nombre… y resultó ser un ex jugador profesional inglés del Sunderland, llamado Thomas Norman Thompson, quien además de entrenar al Real Murcia, fue el primer extranjero que jugó partidos oficiales con la camiseta grana.
Posteriormente, a través de un foro de fútbol, Quique contactó conmigo y me expuso su ambicioso proyecto de escribir la historia del Real Murcia con un nivel de profundidad que yo jamás hubiera imaginado. Confié en él desde el principio, hasta el punto de que fue la primera persona a la que le entregué un documento que tenía celosamente guardado. La inscripción en el registro que demostraba que el Real Murcia había sido fundado en 1919. Cuando vio el documento no tuvo la más mínima duda de que el descubrimiento era lo suficientemente importante como para agilizar el trabajo. Me pareció un proyecto apasionante en el que teníamos mucho que aportar. El objetivo era analizar la historia del fútbol en la ciudad de Murcia desde su origen, y posteriormente la historia del Real Murcia, reflejando todos los datos estadísticos de la historia del club. Es decir, que el objetivo no era decir que en los años 20 en el Real Murcia jugó un portero llamado “Yusep”, si no que ese portero era Francisco Juseph Prat, nacido en San Feliú de Guixols, procedente del Naval Deportivo, y que en la temporada 1926-1927 jugó 15 partidos oficiales y encajó 15 goles.
Paralelamente contactamos con Pedro, quien atesora una impresionante sabiduría sobre la historia del Real Murcia, para que se sumara al proyecto, e iniciamos el trabajo en equipo. Cada uno de nosotros se responsabilizó de un área: Quique se encargó del análisis de la temporada 1919-1920 en adelante y del apartado estadístico; Pedro de la parte gráfica, y además hizo un poco de todo, porque redactó algunos capítulos y varios apéndices, además de ser la persona que se entrevistó con los descendientes de los antiguos jugadores del Real Murcia. Yo me encargué de redactar el galimatías de la parte histórica anterior a 1920 (dispuse de escaso tiempo porque tuve que afrontar una situación familiar muy grave) y de escribir algunos apéndices de las temporadas posteriores. Lo más importante es que siempre estuvimos en sintonía.
Con la cantidad de obras que hay publicadas sobre la historia del Real Murcia, en especial los tomos de Antonio Aullón, ¿teníais la seguridad de que aún quedaba mucho por descubrir?
Yo descubrí la historia del Real Murcia leyendo apasionadamente la obra de Antonio Aullón. Su trabajo es admirable porque lo desarrolló en solitario, y en una época en la que era muy complicado acceder a diversas fuentes de información que hoy están al alcance de la mano de cualquier historiador. Precisamente por ese motivo le fue imposible contrastar algunos datos y tuvo que optar por dar por bueno todo aquello que reflejó Fielpeña, en lo referente al periodo que comprende entre 1903 y 1920.
Me llamaba la atención que existiera un salto en la historia del fútbol murciano que iba desde 1911 hasta 1918, como si no hubiera sucedido nada en estos siete años, o que no hubiera ninguna referencia a la práctica del fútbol durante la Guerra Civil. Posteriormente entendí que a principios de los años 80 era complicadísimo encontrar este tipo de informaciones. Por tanto llegué a la conclusión de que se podía enfocar la historia del Real Murcia desde otro punto de vista, aprovechando la mayor facilidad que existe hoy en día para acceder a las fuentes originales.
Antes de conocer a Quique y a Pedro, yo había publicado mis investigaciones de la única forma que podía hacerlo: a través del portal Región de Murcia Digital. Y con el enorme respeto que me merece la obra de Antonio Aullón, por aquel entonces estaba convencido de que se podía escribir una historia del Real Murcia más completa y detallada, ya que en aquel momento ya era posible disponer de una ingente cantidad de información inédita. Luego Quique y Pedro dieron el empujón necesario.
¿Qué importancia tiene tu formación como historiador en el desarrollo del libro?
Creo que soy el primer historiador titulado que ha escrito una obra sobre el Real Murcia. Una de las características de los libros sobre la historia del club que se habían publicado hasta ahora era que la mayoría de ellos los habían redactado periodistas (que no se me malinterprete, porque yo también lo soy). Lo que quiero decir es que los libros que se habían publicado hasta entonces tenían un enfoque muy parecido, en el que a la hora de analizar la historia del Real Murcia previa a la Guerra Civil la fuente principal era otro libro publicado por un autor anterior, y no la fuente original.
Mi formación ha ayudado a que podamos acceder a fuentes que hasta ahora habían sido inéditas. Afortunadamente tanto Quique como Pedro son unas “esponjas”. El primer día que les explicaba qué era un acta capitular, o cómo nos podía ayudar la información de los censos a la hora de desarrollar nuestro trabajo se quedaban sorprendidos. Al segundo día, los veía sentados delante del ordenador consultando los datos con la misma soltura con la que lo haría un historiador titulado.
Los tres coincidimos en que teníamos que poner en entredicho cualquier dato que nos llegara por fuentes orales, o que se hubiera publicado en otro libro, porque ese dato puede estar distorsionado y si (por ejemplo) lo copiamos de otro libro, cometeríamos el mismo error, y además quedaríamos en evidencia. Por este motivo nuestra fuente principal de información tenía que ser la prensa de la época, pero no un periódico concreto, si no varios, y a ser posible de distintas ciudades, porque en aquella época los errores en las alineaciones y en los goleadores eran muy frecuentes.
Asimismo, en algún capítulo he añadido alguna pincelada anecdótica referente a la situación política y social de la ciudad para que los lectores se hagan una composición de lugar de (por ejemplo) como los aficionados del Real Murcia se desplazaban a La Torre de la Marquesa bordeando las acequias por una senda polvorienta que en días de lluvia era un lodazal, o que, debido al golpe de estado de Miguel Primo de Rivera, Samitier pudo alinearse en un partido con el Real Murcia.
Un proceso de documentación como el que estáis llevando a cabo, aún haciéndose con gusto, debe resultar tedioso, ¿cómo se sobrelleva?
Para mi no es complejo, ni tedioso, pero sí que es muy laborioso. A veces necesitas invertir una tarde entera en escribir un folio porque quieres comprobar un dato concreto en diversas fuentes, o porque estás buscando el segundo apellido de un jugador y es imposible encontrarlo. Es el precio que hay que pagar por no dar ningún dato por supuesto hasta que no se tenga la certeza de que es correcto.
Lo que resulta muy tedioso es añadir las citas a pie de página, pero es algo que decidimos hacer porque consideramos que los lectores tienen derecho a conocer cuáles son las fuentes que utilizamos y porque consideramos que es de justicia respetar y reconocer el trabajo de los demás.
De todo el proceso de creación de un libro, documentación, redacción, retoques ¿cuál dirías que es el momento más complicado?
El más laborioso es el proceso de documentación. Hay que invertir muchísimas horas, y a veces parece que es imposible avanzar. El más complicado es el proceso de redacción porque tienes la responsabilidad de contar la historia de una forma que al lector le sea amena y eso, en algunas ocasiones, no es nada fácil. Los retoques se sobrellevan mejor porque es el proceso al que hay que dedicarle menos tiempo, y porque ya se ve la luz al final del túnel.
¿Ha sido difícil encontrar empresas dispuestas a patrocinar el proyecto?
No es nada fácil. Estamos en época de crisis y para cualquier escritor es complicado encontrar patrocinadores. Afortunadamente, gracias a los contactos de Quique, en el año 2010 contamos con la colaboración de casi todas las empresas más importantes de la región, y de otras más modestas que hicieron un gran esfuerzo por apoyarnos. A todas ellas les estamos muy agradecidos por su confianza. Espero que ellos también quedaran satisfechos con nuestro trabajo.
El propio Real Murcia nos ayudó a sacar adelante los dos volúmenes. También contamos con el apoyo de la Fepemur, el Ayuntamiento y la Comunidad Autónoma. Me produjo tristeza que la Federación Murciana de Fútbol no quisiera colaborar con el proyecto, cuando el Tomo II recogía un capítulo sobre su constitución, en el que se incluían datos que ellos mismos desconocían.
De los dos primeros tomos, llama la atención la precisión extrema en las fichas técnicas de los partidos. De ahí mi estupor cuando he leído que pensáis llevarlo aún más allá en este tercero.
La intención es profundizar aún más en aquellos datos estadísticos que podamos rescatar. Una de las novedades es que vamos a intentar añadir los minutos en los que se produjeron los goles del Real Murcia en todos sus partidos oficiales, algo que no es sencillo, pues en esta época muchos periódicos aún no incorporaban esa información. Creo que es imposible ofrecer un aspecto estadístico más completo, teniendo en cuenta que hablamos de competiciones que se disputaron antes de la Guerra Civil. En cualquier caso estamos abiertos a sugerencias.
En los dos primeros libros descubrimos cantidad de cosas. Desde presidentes, escudos y equipaciones desconocidas, hasta el bombazo que supuso conocer la verdadera fecha de fundación del club. Con el listón ahí, ¿Nos volveréis a sorprender con el tercero?
Seguro que sí, porque manejamos una importante cantidad de información escrita y gráfica inédita. En el tercer tomo volveremos a incorporar a la historia del club a jugadores y presidentes que fueron olvidados (uno de estos jugadores, que hasta ahora no se sabía que había jugado en el Real Murcia, tiene un récord que será muy difícil de batir) contaremos como fue el devenir del Murcia de la II República y de la Guerra Civil. Historias tristes como el asesinato de un jugador. Historias sorprendentes de García de la Puerta, tal vez el futbolista más indisciplinado de la historia del club, pero de quien Miguel Gila dijo textualmente en sus Memorias que era el mejor jugador de la historia del fútbol español. Por lo que he podido leer este jugador era aún más genial que Mágico González, tanto en el aspecto positivo, como en el aspecto negativo... y un largo etcétera que espero que pronto esté a vuestra disposición.
¿Qué piensas cuando cierta gente sigue insistiendo en la fecha de 1908, cuando incluso el club se plegó a la obviedad al poco de anunciarlo vosotros?
Hay muchas personas que no han visto las pruebas documentales. Cualquiera que lo haya hecho sabe perfectamente que el club no se fundó en 1908. No existe ni una sola prueba documental (acta de fundación, acta de inscripción en la federación, referencia en un acta capitular, inscripción en el registro de asociaciones…etc.) a este respecto. Los datos recogidos en el Volumen I de la Historia del Real Murcia han sido puestos a disposición de los mejores historiadores del fútbol español (muchos de ellos son historiadores de formación académica) y todos están de acuerdo en que la interpretación es la correcta.
El equipo de LaFutbolteca, que es el portal de referencia sobre la historia de los clubes de fútbol españoles, no tiene duda en afirmar que el Real Murcia se fundó en 1919 y se inscribió en 1920. Otro portal muy conocido como BD Futbol también recoge el año exacto en el que el club se inscribió oficialmente, al igual que algunos medios de comunicación nacionales como el Diario AS, o los periódicos del Grupo Prensa Ibérica. Bernardo Salazar, uno de los historiadores deportivos más prestigiosos de España, me envió una felicitación personal por la contundencia de las pruebas. Luis Bravo, miembro del CIHEFE, también elogió la obra.
El Real Murcia, al que agradecemos su apoyo porque desde el principio se puso de nuestro lado (pese a la difícil tesitura de tener que aceptar una verdad incómoda), ha eliminado cualquier referencia a 1908 en su página web, y aunque ha adoptado una postura más tibia (y lo entiendo) en el apartado de historia reconoce que “arrancó su andadura jugando en el campo de La Torre de la Marquesa y vistiendo de verde”. Curiosamente, las únicas reticencias que hemos encontrado para aceptar la fecha real de fundación del club provienen de un pequeño sector del murcianismo y de la ciudad. Eso sí, nadie aporta ninguna prueba basada en una fuente documental original para defender que el club se fundó en 1908. No la hay.
Además de la prueba irrefutable de la inscripción oficial en el registro, existen decenas de referencias en la prensa de principios de los años 20 que mencionan “la constitución de una nueva sociedad deportiva”. La fecha real de fundación se siguió manteniendo durante varias décadas. Hay un testimonio al respecto de uno de los fundadores del club, Manuel García Calvo, en una entrevista que le realizó el diario Línea en 1955, o un reportaje del historiador Antonio Noguera Lorenzo (que también vivió personalmente la fundación del club) publicado en Hoja del Lunes, en el año 1972, y ambos se manifiestan en el mismo sentido que indican los datos que aparecen en el Volumen I de la Historia del Real Murcia. Hasta mediados de la década de 1970 ningún murciano dudaba que el club se había constituido oficialmente en 1920 (otra cosa es que se fundara a finales de 1919).
Algunos de los fundadores del club aún estaban vivos, y ellos, mejor que nadie, sabían perfectamente cuando había nacido el Real Murcia. Por algún motivo que desconozco, a partir de finales de los años 70 alguien creyó conveniente añadir más antigüedad al club, imagino que por una cuestión de prestigio. El Extra Don Balón de la temporada 1979-80, así como algunos testimonios de la prensa de esta época, reflejan que el Real Murcia se fundó en 1910. En 1983 se decidió retrasar la fecha de fundación del club del año 1910 hasta el año 1908, como se podría haber retrasado hasta 1906 o 1903. Los fundadores del Real Murcia ya habían muerto, así que nadie discutió esta nueva fecha.
Danos un aperitivo de lo que nos espera, algo que hayas descubierto para el tercer tomo que te haya hecho especial ilusión.
Hasta ahora ningún libro recogía la historia del Real Murcia durante los años de la Guerra Civil. Todos hacían un paréntesis que abarcaba desde julio de 1936 hasta abril de 1939. Esto se debe a que todos los autores que han analizado la historiadel Real Murcia desde los orígenes del fútbol en la ciudad hasta principios de la década de 1940, han utilizado como fuente original el libro que escribió Fielpeña en 1941. Dadas las estrictas condiciones de censura que existían en el inicio del franquismo, Fielpeña estaba obligado a eliminar toda referencia a cualquier acontecimiento deportivo sucedido en la España republicana durante los años de la Guerra Civil. ComoFielpeña no publicó nada, nadie lo hizo posteriormente.
Precisamente yo soy el responsable de redactar este periodo de la historia del Real Murcia en el Tomo III, y en la investigación he encontrado una serie de datos inéditos, algunos de ellos muy sorprendentes. Lo que más ilusión me ha hecho ha sido descubrir como en plena Guerra Civil, el club, por las circunstancias especiales del momento, se vio obligado a montar una plantilla formada por canteranos y jóvenes inexpertos de la tierra para competir en el Campeonato Interregional. Aquel equipo fue capaz de derrotar por 5-1 en un partido oficial a un Valencia plagado de estrellas, (entre ellas los internacionales Goiburu y Juan Ramón, y los campeones de liga Iturraspe y Amadeo) y capaz de derrotar por 5-2 al Levante, club que unos meses más tarde ganaría la Copa del Mediterráneo. Aquel Murcia, hasta ahora olvidado, estaba formado por chavales de la capital, Espinardo, Molina de Segura, Alcantarilla o Caravaca, que unos meses antes jamás hubieran soñado con jugar en el club de su tierra.
¿Destacarías alguna anécdota?
Me quedo con un pasaje que es muy ilustrativo para que los aficionados del Real Murcia se hagan una composición de cómo se vivió en aquellos años. Al iniciarse la Guerra Civil, el club habilitó una sala a la entrada del estadio para que los aficionados dejaran sus pistolas en consigna. Al final del partido les eran devueltas.
Y finalizó con otra anécdota curiosa: hay un barrio del norte de Murcia que nació a partir de la construcción de un campo de fútbol. No me refiero al campo José Barnés.
El libro se centrará en la década de los años 30, marcada en este país por la inestabilidad política y el conflicto civil, que trajo consigo la suspensión de las competiciones. ¿En qué modo afectó al club?, ¿corrió en algún momento peligro su supervivencia?
El momento más complicado de la historia del Real Murcia en sus dos primeras décadas de existencia fue el verano de 1930. Dos años antes se había iniciado el Campeonato Nacional de Liga. Los dirigentes del club no supieron hacer una previsión realista de gastos. La sociedad estaba casi arruinada por el importante desembolso que suponía mantener a una plantilla profesional y por los enormes gastos que ocasionaban los pesados desplazamientos al norte de España. La junta directiva dimitió a la semana de ser elegida. Nadie quiso dar un paso al frente. Se daba por hecha la desaparición…hasta que a finales de julio irrumpió Ramón Ángel Cremades, el presidente fundador del club. Cremades visitó a varios empresarios murcianos que se encontraban descansando en sus residencias de verano, y los convocó para una asamblea urgente en la que ofreció una solución para reducir la deuda del club. Asimismo arrancó a los presentes el compromiso de colaborar, bien con su trabajo, o bien de forma económica. De no ser por él, el Real Murcia hubiera desaparecido. El murcianismo nunca le estará lo suficientemente agradecido a este hombre, que fallecería cinco meses después de salvar al club. La situación del Real Murcia no fue un caso aislado. En estos años desaparecieron el Iberia de Zaragoza y el Racing de Madrid.
Durante la Guerra Civil la ciudad no se vio directamente afectada por la contienda. Por tanto, el club mantuvo una actividad deportiva, más o menos normal, hasta diciembre de 1936. A partir de ahí, el Real Murcia entró en un estado de aletargamiento, que sólo fue interrumpido en contadas ocasiones para disputar partidos de carácter benéfico, pero debido a las circunstancias, la alineación del Real Murcia la componían los primeros jugadores con los que se podía contar en ese momento. Algunos de ellos eran militares de otras provincias que estaban destinados temporalmente en Murcia y que jamás pertenecieron al club.
El hecho de que apenas existiera actividad entre 1937 y 1939 no afectó en modo alguno a la supervivencia del club, pues muchos equipos de España se encontraban en la misma situación que el Real Murcia, incluso algunos clubes perdieron a jugadores en combate, o tuvieron que reconstruir sus instalaciones que se vieron deterioradas por las consecuencias de la guerra.
Imagino que como tantos jóvenes, muchos jugadores del Real Murcia tuvieron que marchar al frente tras el golpe de estado. ¿Cuántos tuvieron la suerte de regresar para el ascenso del año 40?
Al iniciarse la Guerra Civil, el Murcia estaba planificando la temporada 1936-1937. El estallido de la contienda sorprendió a casi todos los miembros del club pasando unos días de vacaciones en sus ciudades de origen, a excepción del secretario, Alfonso Guillamón, y de los jugadores Muñoz y Bravo, quienes se encontraban en Zaragoza para negociar el fichaje de los futbolistas por este equipo. En Zaragoza triunfó la sublevación. Por tanto, los tres quedaron aislados durante varios meses.
Los jugadores que se encontraban en Murcia tuvieron suerte (obviamente, si lo comparamos con los acontecimientos que sucedieron en otras zonas del país) ya que la provincia fue una zona de retaguardia, lo que supuso un alivio para varios de ellos, que fueron reclutados por el Sexto Regimiento de Artillería y, por tanto, tuvieron la fortuna de no entrar en combate. Al inicio de la Guerra Civil, el entrenador, Tomás Castro y el centrocampista, Félix Huete marcharon voluntarios al frente. Posteriormente reclamaron al delantero Manuel Fuentes y al mítico Pepe Griera (este último permaneció en el club desde 1928 hasta 1941). Otros jugadores fueron movilizados a mediados de 1938, cuando la guerra entraba en su periodo decisivo. García de la Puerta estuvo durante casi dos años vagabundeando por Madrid. Afortunadamente, todos los miembros de la plantilla de la temporada lograron sobrevivir, aunque hubo que lamentar el fallecimiento en combate de Mariano Martínez “Virivi”, un ex jugador de finales de los años 20. Además, como saben los murcianistas, dos antiguos presidentes del club fallecieron en dramáticas circunstancias.
La plantilla del Murcia de la temporada 1935-1936 tenía tanta calidad que en los años posteriores al final de la Guerra Civil, el Barcelona fichó a Miró, Fuentes, Garcerán y Bravo, y el Real Madrid, a Huete.
Muchos terrenos y edificios cumplieron durante la guerra funciones diferentes a las que tuvieron originalmente. Por ejemplo el campo de Heliópolis, en Sevilla, se convirtió en cuartel de los “camisas negras” y el colegio Marista del Malecón en un hospital de campaña. ¿Tuvo La Condomina algún uso excepcional esos años?
Los terrenos de La Condomina, que pertenecían a Juan Aguilar-Amat, un antiguo presidente del club, fueron incautados por el Comité Provincial de Intervención e Incautación de Industrias a mediados de enero de 1937. Unas semanas después se incautaron de los objetos pertenecientes al club. La mayoría eran trofeos y mobiliario.
La Condomina tenía un gran interés militar, tanto porque era una de las pocas explanadas existentes en una ciudad que por aquellos años estaba completamente rodeada por la huerta, como por su ubicación estratégica, ya que se encontraba a la entrada de Murcia por la antigua carretera de Alicante.
En un principio, el terreno de juego se utilizó como centro de instrucción premilitar para adiestrar en las armas a aquellos soldados que se tenían que incorporar al frente. Posteriormente, las instalaciones se convirtieron en el lugar de “aparcamiento” de tanques y vehículos militares. Obviamente el césped quedó muy deteriorado. Aún así se disputaron partidos de fútbol de forma esporádica hasta casi el final de la Guerra Civil.
¿Tomó el club partido de alguna forma, alineándose con uno de los bandos?
Sí, la sublevación militar fracasó en Murcia por la indecisión de los altos mandos militares que estaban a favor del alzamiento, y por la rápida intervención de grupos de obreros que rodearon el Cuartel de Artillería para sofocar cualquier movimiento. Quiere decir esto que la ciudad estuvo en manos republicanas hasta unos días antes del final de la Guerra Civil. En septiembre de 1936 el Real Murcia (entonces Murcia FC) fue incautado. La nueva junta directiva realizó un manifiesto en el que condenaba enérgicamente el pronunciamiento militar y declaraba al club completamente identificado con el régimen republicano. De hecho, en esta época antes de comenzar los partidos, los jugadores saludaban al público con el puño en alto.
Y al acabar el conflicto llega el primer ascenso a la máxima categoría del Real Murcia. Me cuentan mis mayores que se vivió con mucha intensidad, que la gente se echó a la calle e incluso se cortaron proyecciones en el cine para que la gente saliera a celebrarlo. ¿Qué supuso para la ciudad en ese momento?
Se vivió una manifestación de júbilo indescriptible, pero no sólo en la ciudad. El autobús tardó casi cuatro horas en llegar desde Puerto Lumbreras a Murcia porque al paso por todos los pueblos, salían a la calle decenas de aficionados que entorpecían la marcha de la expedición. El chófer se vio obligado a parar en Puerto Lumbreras, Lorca, Totana y Alhama. En Alcantarilla no quiso hacerlo porque la aglomeración era tan exagerada que podía peligrar la integridad física de los jugadores. Los aficionados, deseosos de abrazar a su paisano Ángel Sornichero, comenzaron a trepar por la escalera del autobús. Miles de personas esperaban a los expedicionarios en la Glorieta de España. La ciudad vivió un pequeño oasis de alegría, porque no podemos olvidar que estamos hablando de una época en la que buena parte de la población proyectaba su vida a la mera subsistencia.
Para terminar, ¿te puedes aventurar con una fecha de publicación?
Nos hubiera gustado que no hubiera pasado tanto tiempo desde la publicación de los dos primeros tomos, hasta la publicación del tercero, pero los tres autores nos hemos visto envueltos en circunstancias laborales o personales que han sido especiales o inesperadas. Por este motivo hemos tenido que dedicar nuestro tiempo a atender otras cuestiones prioritarias, ya que conviene aclarar que escribir los libros de la Historia del Real Murcia, no sólo requieren la dedicación de muchas horas, sino que también nos cuesta dinero, ya que no recibimos ninguna remuneración económica por nuestro trabajo. El dinero recaudado por el patrocinio y la venta de los libros están destinados a pagar los gastos de impresión (que al ser libros en color es muy alto) edición y distribución. A nosotros sólo nos mueve la pasión por este club y la satisfacción personal de hacer un trabajo que quedará para futuras generaciones de murcianistas.
Nuestra intención sería poder publicar el tercer tomo en la Navidad de 2015, pero queremos ser cautos, ya que preferimos que la información sea completa, veraz y contrastada, aunque ello implique tener que dedicar muchas más horas de trabajo. Tenemos que contrastar datos en la prensa murciana, madrileña, catalana y alicantina. Tenemos que leer libros de historia futbolística. Tenemos que buscar información oficial en registros, actas y censos. Tenemos que entrevistarnos con los descendientes de los antiguos jugadores del club. Tenemos que intercambiar información con otros historiadores de España. Tenemos que desplazarnos a archivos de otras ciudades para buscar datos inéditos.
Los libros siempre quedarán ahí, por lo que asumimos que tenemos un grado de responsabilidad que nos tiene que impedir caer en la precipitación.