Hace ya una vuelta que el Real Murcia estrenó la temporada en puestos de descenso. Los pimentoneros pusieron en marcha el autobús, ese que tantos kilómetros hizo por el norte la anterior campaña, y llegaron al Municipal de Benalmádena (feudo donde se disputó el choque debido a las obras en el Municipal de Marbella) para iniciar el curso con una sonrisa, pero nada más lejos de la realidad: 3-1 y posiciones de descenso a Tercera División.
Por suerte, y con mucho esfuerzo y trabajo, las cosas cambiaron en el seno murcianista... en el plano deportivo; conocidos son ya los movimientos de la parte institucional, más aún desde el fallecimiento de Jesús Samper. Solo La Hoya Lorca y Sevilla Atlético han sido capaces de vencer al Real Murcia desde aquel 22 de agosto, o lo que es lo mismo: 42 puntos conseguidos de 54 posibles.
Y las buenas noticias parecen estar llegando a la capital del Segura: la situación institucional parece abrir la veda a un cambio de manos, o al menos a una posibilidad mayor de conseguirlo; además, el club ha conseguido más de 500 abonados nuevos de cara a la segunda vuelta. Por otro lado, José Manuel Aira tendrá varias bajas de cara al choque: Eneko Satrústegui (acumulación de tarjetas), Fran Moreno (descartado por el propio Aira en rueda de prensa) y Carlos Álvarez, sancionado con dos encuentros tras su rigurosa expulsión ante el Granada B. Por último, Jaume Sobregrau será baja entre 6 y 8 semanas debido a una intervención quirúrgica en la rodilla.
Cómo han cambiado las cosas. Ahora el Real Murcia es el mejor equipo del fútbol de bronce español, el líder con más puntos del balompié nacional y un conjunto repleto de moral. Se espera que esta situación provoque un aumento de afición, más abonados en la grada y un ambiente que contribuya a que el escudo de las siete coronas siga en lo alto. Después de un inicio titubeante, el objetivo del primer puesto es posible y factible.